Recomendaciones a la Presidencia española del Consejo
Cuando comenzó la dictadura franquista tras la Guerra Civil española en 1939, se prohibieron los sindicatos, se confiscaron sus bienes y se encarceló, ejecutó o reprimió a los militantes. En lugar de los sindicatos, el régimen creó los llamados “Sindicatos Verticales”, a los que estaban obligados a afiliarse todos los empresarios y trabajadores. Los salarios eran decididos por el régimen y anunciados por decreto, lo que significaba que no existía la negociación colectiva. En estas condiciones, el movimiento sindical desaparece prácticamente de España.
Sin embargo, en 1947 crece el malestar en el país y ese año los trabajadores de una fábrica metalúrgica de Vizcaya se declaran valientemente en huelga, la primera que se produce durante la dictadura. Marcó el inicio de una nueva era, porque se organizó a pesar de la represión de las autoridades, y dio lugar a un nuevo movimiento obrero que luego siguió creciendo.
Otro año histórico en el incipiente movimiento sindical fue 1951, cuando se produjeron huelgas y manifestaciones en Barcelona, Madrid y el País Vasco a principios de año. Fueron mayoritariamente espontáneas, aunque los sindicatos clandestinos surgidos a partir de 1947 las apoyaron y participaron en ellas. También desempeñan un papel importante el Partido Comunista de España (PCE) y grupos de trabajadores católicos.
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Probablemente sólo uno de cada siete empleados en España (14%) está afiliado a un sindicato, aunque los resultados de las elecciones a los comités de empresa indican que los sindicatos cuentan con un apoyo mucho más amplio. En España hay dos confederaciones sindicales dominantes, CCOO y UGT, aunque existen otras agrupaciones importantes a nivel regional y en el sector público.
No existen cifras oficiales actualizadas sobre la densidad sindical (la proporción de empleados afiliados a un sindicato) en España. Las cifras oficiales más recientes proceden de la Encuesta sobre la Calidad de la Vida Laboral (ECVT) de 2010, que el Gobierno español ha dejado de realizar. Según estos datos, en 2010 el 16,4% de la población activa estaba sindicada[1]. Si se consideran únicamente los asalariados, que es la base habitual para calcular la densidad sindical, el porcentaje habría sido más elevado, entre el 18% y el 20%, aunque no se puede precisar la cifra, ya que no todos los sindicalistas son asalariados. Sin embargo, la afiliación sindical en 2010 alcanzó niveles récord y las cifras publicadas por las principales confederaciones sindicales muestran que la afiliación ha disminuido en torno a un 20% desde esa fecha (véase más abajo). Al mismo tiempo, el número de empleados ha aumentado, tras caer entre 2010 y 2013. En 2019, había en España un 6,9% más de asalariados que en 2010[2], por lo que la densidad sindical ha disminuido.
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Comisiones Obreras (CCOO) se ha convertido desde los años setenta en el mayor sindicato de España. Cuenta con más de un millón de afiliados, y es el sindicato con más éxito en las elecciones laborales, compitiendo con la Unión General de Trabajadores (UGT) (históricamente afiliada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y con la anarcosindicalista Confederación General del Trabajo (CGT), que suele quedar en un distante tercer puesto.
Las CCOO fueron organizadas en los años 60 por el Partido Comunista de España (PCE) y grupos obreros católicos romanos para luchar contra la España franquista y por los derechos laborales (en oposición a los “sindicatos verticales” no representativos de la Organización Española del Trabajo). Las distintas organizaciones formaron una única entidad tras un Congreso celebrado en 1976 en Barcelona.
Junto con otros sindicatos como la Unión Sindical Obrera (USO) y la UGT, convocó una huelga general en 1976 y llevó a cabo protestas contra las condiciones del país. Marcelino Camacho, gran figura del sindicalismo español y miembro del PCE, fue Secretario General de CCOO desde su fundación hasta 1985 – fue elegido diputado al Congreso de los Diputados en las elecciones de 1977. Sin embargo, CCOO se desvinculó del PCE a principios de los años 90 y hoy en día es un sindicato apartidista y proclive a la negociación.
España y la Unión Europea
Probablemente sólo uno de cada siete empleados en España (14%) está afiliado a un sindicato, aunque los resultados de las elecciones a los comités de empresa indican que los sindicatos cuentan con un apoyo mucho más amplio. En España hay dos confederaciones sindicales dominantes, CCOO y UGT, aunque existen otras agrupaciones importantes a nivel regional y en el sector público.
No existen cifras oficiales actualizadas sobre la densidad sindical (la proporción de empleados afiliados a un sindicato) en España. Las cifras oficiales más recientes proceden de la Encuesta sobre la Calidad de la Vida Laboral (ECVT) de 2010, que el Gobierno español ha dejado de realizar. Según estos datos, en 2010 el 16,4% de la población activa estaba sindicada[1]. Si se consideran únicamente los asalariados, que es la base habitual para calcular la densidad sindical, el porcentaje habría sido más elevado, entre el 18% y el 20%, aunque no se puede precisar la cifra, ya que no todos los sindicalistas son asalariados. Sin embargo, la afiliación sindical en 2010 alcanzó niveles récord y las cifras publicadas por las principales confederaciones sindicales muestran que la afiliación ha disminuido en torno a un 20% desde esa fecha (véase más abajo). Al mismo tiempo, el número de empleados ha aumentado, tras caer entre 2010 y 2013. En 2019, había en España un 6,9% más de asalariados que en 2010[2], por lo que la densidad sindical ha disminuido.